Recientemente hemos sido padres de una preciosa niña. Una de las cosas que más nos ilusionaba, era pensar en que nuestra hija se criaría con nuestros malamutes, con los beneficios tanto psíquicos como físicos que supone ello. No obstante es cierto, que en cierto modo también nos preocupaba si nuestros perros iban a estar tan contentos como nosotros con la idea de un pequeño humano retozando y haciendo ruiditos en su hasta ahora, plácido hogar, e interactuando con ellos.
El hecho de tener un bebé es una de las excusas más usadas para deshacerse de un perro. Bien, no es motivo. Supone más trabajo en una etapa de la vida que puede ser estresante, es cierto. Pero si pones de tu parte se puede combinar perfectamente bebes y perros. Criar un niño con un perro es una experiencia enriquecedora para tu hijo. En primer lugar, aprenderá mucho antes a ser responsable pues en la medida de sus posibilidades se les puede ir encomendando tareas relacionadas con el animal. Y también está demostrado que criarse con animales e interactuar con ellos, aporta beneficios a su salud. Está científicamente demostrado que se reduce la incidencia de alergias, que es una de las grandes epidemias de nuestra sociedad.
Sabíamos que el modo en como hiciéramos la presentación bebe-perro sería decisiva para que todo saliera bien. Nosotros lo hicimos así y parece haber funcionado, pues es increíble el comportamiento de nuestros malamutes con nuestra pequeña. Vamos a intentar daros unas pautas muy básicas.
Trabajo previo
En primer lugar, y aunque no vayas a tener un hijo (pueden ir primos, sobrinos hijos de amigos a casa…), es muy importante el trabajo de socialización con niños. Los niños, son los que más pueden alterar a un perro ya que corren, gritan, juegan con pelotas, se acercan todos a la vez chillando e intentando tocar al perro sin preguntarse si al perro le gustan los niños… Los bebés no son tan movidos, pero sí emiten sonidos que pueden llamar la atención del perro, huelen distinto, parecen indefensos y por si fuera poco, van rodeados de una parafernalia de aparatos extraños y llamativos (carritos, cucos, juguetes sonoros…). Por lo tanto, desde cachorros deja que tu perro se relacione de forma ordenada y controlada con niños de todas las edades, pidiendo a los niños tranquilidad en sus gestos y en su aproximación al perro, mejor si es de uno en uno. En perros de razas grandes, suele ocurrir que en cuanto el cachorro pasa de los 20 kg cuesta que los niños se acerquen al animal porque ya les impone mucho respeto (y no digamos a los padres, que empezarán con el “cuidado con el perro, que te va a morder”), así que aprovechad todo lo que podáis la etapa “achuchable” del cachorrote.
Aparte tu perro deberá tener unas nociones básicas de obediencia. Que controle el sentado, tumbado, quieto, fuera, déjalo… en fin, todas esas órdenes que facilitan la convivencia en casa con un animal. Tendréis que tener control sobre el can.
Durante el embarazo
Ya os habéis embarcado en la aventura de la paternidad y tenéis en el mejor de los casos 9 meses escasos para ir preparando todo. Vuestra casa cambiará y la adaptaréis al nuevo inquilino y tendréis que cambiar también rutinas.
Yo recomiendo que una vez que hayáis escogido un lugar para el bebé, lo vayáis preparando con calma para que os vayáis haciendo a la idea vosotros mismos y el perro. También recomiendo que no dejéis entrar al perro libremente en esa habitación o espacio, sino que sea bajo vuestra petición y siempre en estado de calma. El perro no debería entrar por su propia decisión. Reclamad este espacio para el bebé. Reclamad también las cosas y juguetes del bebé, que el perro aprenda a respetarlas.
Sobre el cambio de rutinas, id preparando unos horarios de paseos que sean compatibles con los que exigirá el bebé, no acostumbréis al perro a un horario fijo en las comidas, porque el bebé será el que imponga el ritmo en la casa y no los perros, etc. Intentad adelantaros a los acontecimientos y sed previsores.
El bebé llega a casa
Por fin vuestro bebé ha nacido y tras una estancia más o menos larga en el hospital, tenéis que llevarlo a casa. En esos días previos a la llegada del bebé al hogar, es muy importante que los perros no se resientan en su actividad diaria, el padre o un familiar o amigo deberá atenderlos por ejemplo para sus paseos o comidas.
Es muy recomendable llevar a casa pañales usados, ropita sucia que haya llevado el bebé y dejar olerla al perro. De esa forma empezará a familiarizarse con su olor. Pero no dejéis que juegue con esos objetos o los muerda: todo tiene que hacerse con tranquilidad y sosiego.
Cuando el bebé llegue finalmente a casa, como es lógico el perro sentirá una inmediata curiosidad por ese diminuto ser. Además estará nervioso, contento y excitado porque os verá de nuevo juntos a todos (la madre suele haber estado desaparecida unos días en el hospital). Para presentarlo correctamente, hasta que el perro no se haya calmado no le dejéis aproximarse al bebé. Luego, con el bebé en brazos y con tranquilidad, dejadle olisquear la zona de los pies. Progresivamente y si conserva una actitud calmada y respetuosa, podréis irle dejando aproximarse u olerle otras zonas del cuerpo.
Prevenir accidentes entre el niño y el perro
Los accidentes pueden ocurrir y por ello es muy importante seguir una serie de reglas:
1.- Nunca dejar al bebé o niño solos con el perro. Por muy bueno que sea el perro, un llanto, un tirón de orejas, que el niño tropiece y caiga encima del perro, puede desencadenar una desafortunada reacción por parte del animal, aunque su intención no sea hacer daño. Evitémoslo.
2.- Hay que estar atentos a las señales de incomodidad o estrés en el perro. Hay perros que son más niñeros, mientras que a otros no les gustan tanto los niños. Por tanto, estad atentos al lenguaje corporal del animal. Hay una serie de señales como lamerse los labios, enseñar el blanco de los ojos, jadear sin motivo, ladear la cabeza para evitar mirar directamente… que dan a entender que el perro no está cómodo y que preferiría que el bebé no se le acercara. En esos casos, retira a tu hijo y dale el espacio al perro. La aceptación del bebé será gradual y no hay que forzarlo, dale tiempo al animal.
3.- Educa a tu hijo para que sea respetuoso con el animal. No permitas tirones de pelo, de las orejas, que el niño se suba encima…. También enseña a que el niño respete al perro mientras coma y le deje tranquilo.
Para mi este video es la receta perfecta para el desastre, el perro muestra todas las señales de incomodidad y aún así, los padres persisten en reforzar el mal comportamiento del niño con el perro:
Esto no es gracioso, no es mono y demuestra una falta total de educación de los padres con los animales (que hereda el niño). Eso sí, si esa pobre rottwailer hubiera mordido al pequeño, seguramente la hubieran sacrificado sin más. La culpa es de los perros, ¿no?
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