¿Qué
actividad combina habilidad atlética, velocidad,
control, trabajo en equipo y diversión?
El agility es la respuesta. Perros
de todas las clases y razas pueden disfrutar de
esta actividad con sus guías. En España
es muy difícil ver alaskan malamutes
practicando este deporte, y mucho menos compitiendo.
No obstante en EEUU y Australia, ocurre todo lo
contrario y se considera una ténica inmejorable
para establecer un control perfecto en
los malamutes, pues se educa a los perros
mediante el juego. Las fotos que ilustran este
artículo son propiedad de de Powderhound
Mals, cedidas con permiso para la web, y que
muestran alaskan malamutes pasando
por diversos obstáculos en la Prueba
de Agility de la Monográfica Nacional 2007
del AMCA.
El
agility canino se asemeja a una competición
de salto en caballos. Se trata de pasar por ciertos
obstáculos en el menor tiempo
y con los menos fallos posibles,
ya que por cada penalización se les suma
un tiempo extra que les perjudica en la clasificación
final. Los obstáculos pueden ser rampas,
saltos, túneles, slaloms o de mesa.
Al
contrario que en una prueba de obediencia normal,
el guía puede usar cualquier forma
de comunicación con su perro,
ya sea vocalmente, por gestos o por órdenes
corporales. El perro no puede ir atado, ni siquiera
puede llevar puesto el collar, por lo que es necesario
que el guía haya establecido un buen
control sin correa del perro. Para conseguir
este control, lo mejor son hacer sesiones de obediencia
aunque no es siempre imperativo, pero siempre
mejorará el éxito en las pruebas
de agility.
Una
técnica que se ha comprobado que es muy
eficaz consiste en que el perro haga uso de los
conocimientos que ya tiene (órdenes, nombres
de objetos...) y que los aplique a la nueva disciplina
a enseñar, en este caso el agility. Por
ejemplo, si sabe la orden "sube" para
entrar en el coche, y le hemos enseñado
la orden "quieto" por ejemplo para que
no cruce la calle, será más fácil
que asocie ambas órdenes para que suba
a la mesa y se quede quieto el tiempo suficiente
para que el ejercicio sea considerado válido.
Es lo que se denomina aprendizaje significativo,
y en el alaskan malamute funciona a las mil maravillas.
Como hemos dicho, cualquier perro puede practicar
agility. Según su tamaño, participarán
en una de las siguientes clases:
- S (pequeña) : para
perros con menos de 35 cm. de altura a la cruz.
- M (mediana) : para perros
de 35 cm o más, e inferiores a 43 cm.
- L (grande) : para perros
con 43 cm. o más de altura a la cruz.
Lógicamente, los alaskan malamutes
entran en la clase L al superar con creces
la altura a la cruz (ver estándar
oficial de la raza). La distancia entre obstáculos
y su colocación puede ser variada por el
juez en cada categoría. Si en el recorrido
existen vallas agrupadas, la separación
entre barras será de 55 cm como máximo
para la clase L de los malamutes.

El juez del evento es el que decide el recorrido
y obstáculos a superar. No está
permitido entrenar el recorrido con el
perro antes de una prueba. Sin embargo, los guías
pueden entrar para reconocer los obstáculos
y planificar la mejor forma de conducción
de su perro, todo ello con la intención
final de conseguir el mejor tiempo y los menos
despiestes que se podrían traducir en errores.
Lo dicho, aunque para practicar agility se empleen
razas de perros consideradas más aptas
como border collies, pastores belgas, perros de
agua, etc, nada impide practicar este deporte
con nuestro alaskan malamute, aunque sólo
sea para disfrutar de una actividad tan divertida
y adictiva como el agility.
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