La displasia de cadera es la
afección hereditaria más frecuente
en las razas de perros de gran tamaño.
Consiste en una malformación de
la articulación de la cadera,
por lo que la cabeza del fémur no encaja
completamente en su acetábulo (en la cadera).
Es una enfermedad poligénica,
es decir, que muchos genes están involucrados.
Las caderas displásicas son recesivas frente
a las normales, por lo que puede saltar varias
generaciones antes de aparecer. Sin embargo, el
porcentaje de cachorros normales en una camada
aumenta con cuántas más generaciones
anteriores estén libres de la enfermedad.
Puede afectar a uno o a ambos lados de la cadera.
Tiene además una componente ambiental,
es decir, factores ajenos al genotipo del animal
pueden contribuir al grado de severidad de la
displasia, agravándola o haciéndola
más leve. Sin embargo, un perro libre de
displasia nunca se verá afectado a causa
de factores ambientales. Entre éstos tenemos:
- Defectos o excesos nutricionales:
Los defectos se ven sobretodo en animales alimentados
con dietas caseras, ya que carecen de un determinado
nutriente en la cantidad adecuada. En las dietas
comerciales de calidad no se dan.
Los excesos vienen dados fundamentalmente por
una sobrealimentación o una suplementación
innecesaria de algunos nutrientes como vitamina
C o calcio. Normalmente
ésto se hace con la intención
de ayudar al cachorro a que crezca sano y fuerte.
Pero lo que ocurre es justo lo contrario. Si
se sobrealimenta al cachorro, éste gana
mucho peso rápidamente y sus huesos no
pueden soportarlo. Se ha demostrado que podemos
reducir la severidad de la displasia de cadera
ralentizando la tasa de crecimiento del cachorro
durante los primeros 6 meses de vida, sin que
se penalice su talla adulta.
En el caso de la vitamina C,
se sabe que interviene en la fabricación
de colágeno que es uno de los componentes
del cartílago, huesos y otros tejidos
que componen la articulación. Pero su
suministro extra no está justificado,
sobretodo por el hecho de que los perros son
capaces de sintetizar su propia vitamina C (al
contrario que los humanos). Además se
ha comprobado que la vitamina C en exceso, desequilibra
el balance de calcio del cachorro, por lo que
realmente incrementa el riesgo de algunas enfermedades
óseas, incluída la displasia de
cadera.
Con el caso del calcio pasa
algo parecido. Se suelen dar suplementos por
ayudar supuestamente a que los huesos sean más
fuertes, pero de nuevo se ha visto que demasiado
calcio ralentiza la conversión de cartílago
en hueso, por lo que aunque el hueso crezca,
no tiene la dureza que debiera, y es más
propenso a romperse o deteriorarse.
- Factores que afectan al desarrollo:
Como un ejercicio inadecuado o excesivo durante
el crecimiento del cachorro, como por ejemplo
que salte demasiado o que esté expuesto
a superficies resbaladizas durante un período
largo de tiempo.
El perro afectado por displasia manifiesta una
cojera del tercio posterior más o menos
marcada en función de su gravedad. Puede
llegar incluso a la invalidez absoluta.
La displasia de cadera se diagnostica
de forma definitiva a partir de los 2 años
mediante una radiografía. Se miden diversos
parámetros y en función de los mismos
se dice si el perro está libre o si está
afectado. En este caso existen diferentes
grados. En estas fotos puedes ver la diferencia
entre una articulación sana de una afectada
de forma severa.
En España los organismos oficiales para realizar pruebas de displasia reconocidas a nivel internacional son AVEPA, AMVAC o SETOV. Mi consejo si buscas un cachorro: pide los certificados de displasia de ambos padres al criador.
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