La displasia de codo es otra
enfermedad hereditaria multifactorial (depende
de varios genes) que afecta fundamentalmente a
razas de perros grandes. Tiene gran incidencia
en Rottweiler, Golden Retriever, Labradores, Bouvier
de Berna, ect, así como también
a varias razas de terriers. En el Alaskan Malamute
la incidencia no es tan alta como la displasia
de cadera, no obstante es importante conocer
su existencia y vigilarla, sobretodo en programas
de cría. Puede afectar a ambos codos o
sólo a uno.
La
displasia de codo consiste en una incongruencia
en la artículación del codo:
el húmero, cúbito y radio no encajan
perfectamente, y se empiezan a producir tres tipos
de lesiones típicas:
- Proceso ancóneo no unido
- Osteocondritis disecante (conocida
bajo las siglas OCD)
- Fragmentación de apófisis
coronoide
Estos problemas empiezan a afectar al perro en
pleno crecimiento y desarrollo, apareciendo
dolor entre los 4 y 6 meses de edad.
Lógicamente cuanto más grave esté
afectado, más dolor sufre el animal ya
que el cartílago se fisura o se rompe en
fragmentos y el líquido sinovial se filtra,
con lo que la articulación queda muy dañada
y se produce una artritis severa.
Los síntomas de un cachorro
o perro adulto con displasia de codo son lógicamente
cojera, el animal frecuentemente saca las manos
hacia fuera, intolerancia al ejercicio (pues después
el animal cojea mucho más debido al dolor),
puede haber inflamación palpable de la
articulación y puesto que rehúsan
a moverse lo más posible, pueden perder
músculo.
Para diagnosticar la displasia de codo, se recurre
a la radiografía de la articulación
en busca de cualquier anomalía o incongruencia.
Dependiendo de lo observado, se establecen unos
grados:
- Grado 0, NORMAL: no está
afectado, no hay signos de artrosis y no hay
incongruencia
- Grado 1, LEVE: mínima
esclerosis entre cúbito y radio o una
mínima formación de osteofitos
en la apófisis ancónea.
- Grado 2, MODERADA: lesión
evidente, osteofitos de 3-5 mm, incongruencia
articular.
- Grado 3: SEVERA: degeneración
obvia de la articulación con osteofitos
de más de 5 mm.
El tratamiento depende del grado de afección.
Pueden suministrarse calmantes, antiinflamatorios
y mediante reposo, esperar a que los casos más
leves se resuelvan por sí solos. Pero en
cambio, en los casos más graves hay que
proceder además al tratamiento quirúrgico
o artroscopia.
Aunque la incidencia en el malamute es baja,
se recomienda a las personas que vayan a criar,
realizar radiografías de la articulación
con el fin de que no se dispare el número
de perros afectados. En España, AVEPA,
AMVAC
o SETOV
son los organismos oficiales para la homologación
de estas radiografías. No se recomienda
criar con ejemplares de Grado 2 ó 3.
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