En los primeros días de calor tras el invierno, cuando las temperaturas empiezan a templarse, en las zonas de pinos aparecen las procesionarias del pino (Thaumetopoea pityocampa). Son orugas, de color pardo, cubiertas de pelos urticantes y que suelen avanzar en fila india, como en procesión, de ahí su nombre.
La procesionaria del pino es una plaga forestal, difícil de erradicar, que en zonas donde abunda son capaces de llegar a matar a pinos enteros ya que devoran ávidamente las acículas u hojas, debilitando al árbol y haciéndolo más sensible a otros problemas. Pero a parte es un peligro para la salud de personas y perros. Los pelos urticantes provocan irritaciones en piel, ojos, nariz, garganta cuando se desprenden y los tocamos o respiramos sin querer.
Para los perros es mucho peor, puesto que muchos lamen los lugares por donde han pasado las procesionarias o se llegan a meter en la boca una de estas orugas por curiosidad (sobretodo los cachorros, que todo lo prueban), y entonces sufren de una reacción alérgica aguda y severa, con inflamación de cara y lengua (que puede llegar a impedir la respiración del animal), hipersalivación, moratones en la lengua, úlceras y ampollas, fiebre y decaimiento, necrosis en las zonas de tejido afectadas (ver las fotos de más abajo) e incluso la muerte cuando se han llegado a comer alguna oruga y afecta a nivel interno.
¿Cuándo hay más peligro?
Las orugas de procesionaria son muy sensibles al frío. Pasan el invierno protegidas en los nidos o bolsones en las ramas de los pinos, muy característicos, ya que en su interior mantienen una temperatura mucho más agradable para ellas y que las permite seguir comiendo del árbol y desarrollándose.
En cuanto empiezan a subir las temperaturas, las orugas bajan por el tronco en las características filas con el fin de buscar un lugar donde enterrarse y pasar a la etapa de crisálida, que a final de verano, eclosionará en forma de mariposa. Tras aparearse machos y hembras, las hembras vuelven a los pinos para poner los huevos y empezar el ciclo.
El peligro está justo en la etapa en la que bajan del árbol. Por tanto, dependiendo del lugar donde nos encontremos aparecerán antes (en el sur de España sobre febrero-marzo, y en norte abril-mayo). Hay que estar pendiente y en esas fechas evitar lo más posible las zonas de pinares, con cuidado también de los pinos aislados en jardines.
A mi perro le ha picado una oruga de procesionaria, ¿qué hago?
Puedes lavarle el interior de la boca con agua caliente (¡tampoco te pases con la temperatura y le quemes!). El agua caliente inactiva la toxina de los pelos urticantes (el agua fría no y es más, puedes arrastrar los pelillos a otras zonas y extender el daño). También, si sabes cómo hacerlo, puedes pincharle urbasón como medida de ayuda. Pero sin duda lo más importante es ir urgentemente a un veterinario. Aunque no se le hinche la cara o la lengua, si sospechas que le ha podido picar una oruga porque en tu zona hay y le notas salivar en exceso, la lengua más grande, o está raro como decaído, lo mejor es que le revise el veterinario ya que cuanto antes se traten los síntomas, mejor será el pronóstico.
Os contamos la historia de Alpha, uno de nuestros alaskan malamutes. Alpha estaba feliz con sus hermanos jugando en el jardín. Tenemos pinos, pero nosotros quitamos los bolsones o nidos con ayuda de unas tijeras especiales de podar en altura, y además, los árboles se habían fumigado. Así que estábamos tranquilos. Sin embargo, no pensamos que las orugas podrían venir de las parcelas de los vecinos, lo que ocurrió. Una soleada mañana de abril, la segunda con una temperatura agradable después de un tiempo lluvioso y frío, le notamos raro. Él siempre era el primero en recibirnos, muy alegre, y en esa ocasión estaba muy apagado, tumbado y huidizo.
Al ponerle el termómetro ¡tenía más de 40ºC! Así que le llevamos corriendo al veterinario (gracias Vanesa por la compañía). No tenía más síntomas de los habituales, como salivación o la lengua hinchada. Pero al abrirle la boca, la veterinaria observó que tenía el borde de la lengua morado. Como tenían muchos casos de perros afectados por procesionaria en esos días, nos preguntó si teníamos orugas o sí habría podido entrar en contacto con ellas. Le dije que nosotros no teníamos, que el vecino sí. Así que la veterinaria le puso un tratamiento con corticoides, calmantes fuertes para el dolor, protector gástrico y antibiótico para ponerse en el peor de los casos. Luego al llegar a casa, vimos con horror una pequeña fila de orugas en la zona donde habían estado los cachorros, que debían haber venido de la parcela del vecino por un tejadillo común entre las casas. Así que Alpha afortunadamente recibió tratamiento muy rápido.
Evolución de la picadura de procesionaria del pino en perros
A pesar de lo rápido con que se actuó y de lo leve que parecía, en ¡3 días! Alpha perdió un trozo de su lengua. Casi toda la zona que estaba morada al principio, pasó a estar de color gris y como si estuviera recubierta de ceniza en ese mismo día. A las pocas horas empezó como a “pelarse”. Es el primer efecto claro de la quemadura química que provoca la toxina de la procesionaria, como se puede ver en la foto inferior.
Al día siguiente, la zona afectada de la lengua se le puso blanca. Las zonas blancas en la lengua indican necrosis, tejido muerto, irrecuperable. El olor es horrible, y el pobre Alpha tenía que estar con fuertes calmantes para el dolor (si habéis tenido una úlcera en la boca, ya sabéis lo que duele; imaginaos una súper úlcera).
Progresivamente la zona blanca va como hinchándose y de repente se desprende (afortunadamente Alpha se tragó los trocitos y no los vimos). Como digo, esto ocurrió en tres días seguramente porque Alpha era un cachorro de 2 meses que tienen un metabolismo mucho más rápido. El proceso puede durar una semana a 10 días en otros casos, según el veterinario.
Cuando se ha caído el trocito de lengua, los bordes siguen ulcerados y tienen que ir curándose progresivamente. Al principio, les cuesta comer y beber porque no tienen la lengua de siempre, pero en pocos días es como si nada les hubiera pasado en este sentido, se adaptan a su nueva condición y sigue siendo tan adorable como siempre.
Bueno, pues esta es la historia. Así que ya sabéis, tened mucho cuidado y estad alertas a los síntomas en la época de procesionaria del pino aún cuando parezca que no hay peligro. En la clínica tenían casos horribles de perritos que habían perdido hasta parte de la cara y por supuesto, casos de perros que no se habían salvado. Si veis pinos con bolsas, intentad destruirlas y fumigad. Si están en zonas públicas, los ayuntamientos están obligados a fumigar y a encargarse ellos mismos, llamad y poned un parte.
Por último, si veis una fila de orugas de procesionaria, lo mejor es rociarlas con alcohol y quemarlas. Si las pisáis o fumigáis con insecticida, sueltan los pelillos urticantes al aire y notaréis los efectos seguro hasta en vosotros (nosotros acabamos con ronchones por cuello y brazos sin hacerlas nada). Además los pelillos pueden seguir en el ambiente durante mucho tiempo. Y por supuesto, alejad a mascotas y niños del lugar.
|