Los cestodos o tenias son parásitos
internos que presentan un cuerpo aplanado dorsoventralmente
y segmentado. A cada segmento se le denomina proglotis,
y en cada una de ellas existe aparato digestivo
y reproductor, de modo que la ingestión
de una sola proglotis resulta infestiva
si el hospedador es el adecuado.
A la porción anterior del parásito
se le llama escolex, y constituye
el órgano de fijación del
parásito a la mucosa del hospedador,
de modo que presenta en la mayoría de los
casos ventosas o ganchos, o ambas al mismo tiempo.
A partir del escolex del verme, se puede reproducir
el parásito al completo, de modo que para
que un perro quede libre del parásito es
necesaria la eliminación completa del mismo.
Son de longitud variable. La
más importante porque puede infestar gravemente
al ser humano, es la Equinococus granulosus
o tenía hidatídica.
Esta tenia mide tan sólo 6 mm, y tiene
3 proglotis. Como hospedadores intermediarios
se encuentran los rumiantes y el hombre, que más
que intermediario puede actuar como hospedador
accidental.
Se hospedador definitivo es el perro y su pequeño
tamaño y escaso desgaste físico
que provoca en un animal adulto hace que los perros
que padecen su infestación no tengan sintomatología
alguna.
El ciclo de esta tenia es el siguiente:
los huevos eliminados pro su hospedador definitivo
a través de las heces, caen al medio ambiente
y pueden ser ingeridos por un rumiante, de modo
que cuando llegan a su intestino, al no encontrar
las características adecuadas en este medio,
dan lugar a fases larvarias que se dirigen a otras
localizaciones y se enquistan. Esto sucede en
hígado y pulmón. Si un perro ingiere
vísceras sin cocinar con quistes, las fases
larvarias que alcanzan su intestino dan lugar
a tenias adultas.
En el caso del hombre, el ciclo
del parásito queda interrumpido. Los quistes,
tanto en el caso de rumiantes como en el hombre,
están llenos de un líquido transparente
en el que flotan multitud de escólices
que forman una especie de arena que se ha venido
a llamar arena hidatídica. La salud de
los hospedadores intermediarios se ve comprometida
cuando el volumen del quiste llega a comprometer
la funcionalidad del órgano afectado.
El diagnóstico se hace por estudio de
las heces, y tanto para el tratamiento como para
la prevención (profilaxis) se debe utilizar
un compuesto llamado praziquantel.
En cuanto a la frecuencia con la que se han de
repetir los tratamientos, depende del riesgo que
el perro tenga de infestarse. En animales que
comen vísceras crudas o en aquellos que
tienen contacto con el ganado, es necesario repetir
la desparasitación cada 45 días.
En aquellos animales con riesgo remoto, se aconseja
de todos modos desparasitar con praziquantel cada
6 meses.
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