En
casos de pérdida de sangre excesiva, anemia
y patologías en sangre puede ser necesario
realizar una transfusión de sangre. También
en perros puede realizarse. Se puede usar sangre
entera o bien sustitutos del plasma.
En primer lugar, se necesita un donante
mayor de 20 kg, al que se le pueden extraer
500 ml. A estos animales donantes, antes y después
de la extracción, se recomienda darles
un suplemento de vitaminas y hierro.
La sangre extraída se almacena en bolsas
con anticoagulante y puede conservarse hasta 21
días.
En perros existen 8 grupos sanguíneos:
A1, A2, B, C, D, F, T, HE. El 70% es A1, mientras
que el 30% de los perros tienen alguno de los
grupos sanguíneos restantes.
Al existir tantos grupos sanguíneos, el
complejo de histocompatibilidad es más
semejante, lo que implica que las incompatibilidades
sean menores y por ello es posible realizar
una primera transfusión en perros “a
ciegas”. Sin embargo, si aparecen síntomas
de rechazo como vómitos, diarreas, etc,
en caso de ser necesaria una segunda transfusión,
se deberá hacer con sustitutos del plasma
o conocer antes el grupo sanguíneo del
perro.
Para no correr riesgos, también se pueden
hacer unas pruebas previas de compatibilidad de
sangre:
1. Prueba directa: consiste
en coger una gota de sangre del receptor y otra
del donante. Si hay rechazo, se producirá
hemólisis o hemocondensación o coagulación.
2. Prueba indirecta: dos gotas
del donante y dos gotas del receptor se meten
en dos tubos y se incuban durante 15 minutos.
Luego se mezclan y se centrifugan. Si son sangres
de grupos incompatibles, se coagula.
3. Prueba funcional o “prueba
de riesgo”: si se trata de un animal
pequeño, se inyectan 5-15 ml del donante.
Si es más grande se pueden inyectar hasta
75 ml. Si son incompatibles, aparecerán
los síntomas de rechazo en 25 minutos,
con la ventaja de que sólo estarán
provocados por una pequeña cantidad de
sangre.
Hay que saber que existen bancos de sangre
canina a los que solicitar dosis de sangre
en caso de ser necesarias.
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